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El pasado 27 de junio en la sede de la Institución Libre de Enseñanza, se llevó a cabo el debate ¿qué funciona realmente en la innovación educativa?. En el que participaron 4 profesores y líderes de 4 centros que han sido premiados por su innovación en la pasada edición de los Premios de la Fundación Telefónica: en concreto aceptaron la invitación: María del Mar Santos del CEIP Manuel Bartolomé Cossío (Madrid), José María Ruiz Palomo del IES Cartima (Cártama, Málaga), David Atzet i Rovira del IES SINS Cardener (Sant Joan de Vilatorrada) y Felix Elejoste del Colegio La Salle Berrozpe (Fund. Legarra Etxebeste) (Andoain, Guipuzkoa). Yo tuve el privilegio de estar allí y ejercí como moderadora del debate (ya, ya sé que parece de broma que yo modere algo, pero así fue).
Aunque su título pudiera dejar lugar a alguna “duda”, pretendíamos construir una conversación abierta, fructífera, que huyese de los tópicos y que pusiese a la innovación de primera línea cara de realidad. Es decir, se trataba de hablar de qué funciona y, por supuesto, de qué NO funciona en innovación educativa. Les pedí a los profesores invitados que no trajeran casi nada preparado. En las semanas previas convinimos que intentaríamos hacer fluir la discusión en torno a unos cuantos núcleos temáticos que pensábamos que podrían ser interés: Innovación en tu centro, Profesorado, Estudiantes, Familias, Entorno y Política (más detalles en la presentación de más abajo)
Teníamos 3 horas de debate y una alineación estelar, aunque confieso que parecíamos el elenco de un chiste “Eran un vasco, un catalán, una madrileña, un andaluz y una murciombiana…”, también se trataba de personas que trabajan en 4 (bueno, yo 5, aunque yo no hablaba) contextos sociales, culturales, institucionales, económicos y políticos radicalmente diferentes, de niveles educativos diferentes (infantil y primaria, secundaria y FP) y que forman parte de cuatro proyectos completamente diferentes entre ellos, que efectivamente responden a esa “etiqueta” de innovadores de forma brillante, pero con filosofías diversas… y debo decir que deliciosamente diversas.
Confieso que tenía miedo a que el debate se nos eternizara (3 horas son muchas horas, especialmente para el público que nos oyese, así que tenía un plan B con descanso incluído en medio para estirar las piernas y recobrar fuerzas, pero no descansamos, todo fluyó con la misma energía que desprendían los invitados, su discurso era complementario, diverso, amable pero firme y claro, muy claro. Las tres horas se nos quedaron cortas y nos quedamos con mil cosas en el tintero, entre ellas un decálogo que había pedido a cada uno de nuestros invitados, con sus “puntos clave” para la innovación, pero podéis verlos en la presentación de más arriba.
Para mí es imposible hacer un buen resumen de lo que se dijo, porque lejos de contarnos solo una idea, cada uno de los debatientes, en su experiencia, nos contaba la suya y nos explicaba las razones que llevaron a su equipo (sí, todos hablaban de su equipo) a hacer eso, de esa forma, en ese lugar, y entonces eso que lo que hemos hablado tantas veces en mis clases, o con colegas hablando en abstracto, se materializó en sus testimonios: efectivamente no se trata sólo de qué, sino de cómo y por qué… y los por qués no son circunstanciales, son contextuales, pero además requieren una reflexión técnica, teórica, práctica, didáctica y emocional que no es replicable, pero de cuya experiencia es posible aprender.
Se dijeron muchas cosas, durante el debate y en las conversaciones pre y post, pero algunas siguen resonando en mi cabeza sin que pueda diferenciar cuándo se dijeron ni si son exactamente como las oí o como quise oirlas, pero siguen resonando y creo que merecen un análisis lentito y un eco todo lo alto que podamos hacerlo porque son sabiduría de David, José María, Félixy y Mª del Mar:
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Necesitamos una legislación que dé marcos pero que sea flexible, necesitamos que la normativa incluya el cambio como realidad constante.
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Tenemos que confiar más en los profesores, el exceso de normativa y de materiales pre-terminados nos está desmotivando y desprofesionalizando. Si queremos un profe que arriesgue, tenemos que dar márgenes para el riesgo.
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La normativa nos permite mucho más de lo que creemos, si sabemos dónde mirar. Los libros de texto y su “Curriculum” son mucho más restrictivos.
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Si ves que quieres cambiar cosas en tu centro y que no encuentras nadie que lidere ese cambio, si estás cansado de no encontrar respuesta en tu equipo directivo, igual deberías plantearte presentar – y liderar- TU un proyecto de equipo directivo.
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Todo el que no quiera participar en hacer la educación que los jóvenes necesitan, por favor, apartaos.
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La evaluación es deseable y la calificación ineludible, deberíamos incluir más a los estudiantes como parte activa de ella y no solo como “víctimas”. Hay que apostar por procesos de evaluación variada, rica, auténtica y por dar un mayor peso y mayor responsabilidad en el feedback a los iguales (compañeros, profes, etc.).
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La clave de la formación de profesores es el trabajo en comunidades de aprendizaje que sepan crear dinámicas de mejora en las que cada uno aporte y forme a los demás. Hay que sacar más provecho del talento de todos los profesores del centro.
Hay muchas más… seguro que si estuvisteis allí o veis el vídeo (que espeto enlazar pronto pronto) se os ocurre alguna más. Si es así, dejadla en los comentarios y la agregaré con MUCHO gusto.
Solo me queda agregar otro topicazo que cumplimos a rajatabla en nuestro debate, que fue con gente que era sobretodo gente magnífica, conversadores interesantísimos y personas que –cada una en su particular estilo- resultan entrañables como docentes y como compañeros.
Yo me sentí especialmente orgullosa, porque los 4 decidieran venir, porque para mi fue un honor su presencia, pero además de esos 4, yo sé empíricamente que hay como ellos muchos más y que aunque no vayan a este debate –ganen o no ganen premios- hacen cosas extraordinarias.
No puedo cerrar sin hacer explícito mi agradecimiento a la Fundación Giner de los Ríos y a su patrono, Don Carlos Wert, por invitarme a organizar y moderar este debate y por hacerme parte de este proyecto, a la Institución Libre de Enseñanza (con todo lo que eso representa para una pedagoga como yo) por acogerlo, y a la Fundación Telefónica por poner su grano de arena en que se hiciera posible.