La gente del cole de San Walabonso (Niebla, Huelva) nos ha pedido que mandemos un mensaje para el blog que están poniendo en marcha como parte de las celebraciones del próximo 30 de enero, día de la Paz.
Me ha costado ponerme a escribir, pero con el mejor de mis ánimos y con la conciencia del que sabe que escribir no se le da bien, os cuento un poco de lo que es para mi la paz.
¿Qué es la paz?. Siempre he pensado que la paz es un sentimiento que vive en todos nosotros ligado a todos los aspectos de nuestra vida y que, incluso en momentos de no-paz, está siempre presente en nuestro ideario, en nuestros sueños, en nuestros sentimientos. Por todo ello la paz es un sentimiento, un sueño, una idea y un ideal.
¿Pero de qué tipo? Eso es más difícil. Empecemos por algo fácil: qué NO creo que es paz. Creo que la paz no implica necesariamente tranquilidad, ni basta con estar tranquilos para estar en paz.
A ver si me explico mejor. Estoy convencida de que cada uno de nosotros tiene una historia vital en la que se mezclan remansos y remolinos, como en los ríos de verdad (muchas veces me gusta pensar en imágenes cuando pienso las cosas y, si pienso en la vida, pienso en un río), pero no creo que los remolinos y los remansos sean los tiempos de no-paz y paz respectivamente. Soy una colombiana que vive voluntariamente en España desde hace muchos años, y que se fue de Colombia porque creía (y aún creo) que en Colombia no podría vivir en paz. Pero eso no significa que en Colombia no se pudiera vivir todo el tiempo en remansos del río, al contrario, muchas personas en el mundo- y en Colombia- viven vidas tranquilas y cómodas, pero yo creo que no viven en paz. Son capaces de ver el dolor, la injusticia a su alrededor, incluso son capaces de horrorizarse por ello, pero son capaces de seguir viviendo sin mover un dedo, sólo por garantizar su tranquilidad, pero no creo que eso sea la paz. Mejor, no quiero que eso sea para mi la paz.
La paz debería implicar también un compromiso, no sólo con el que “no pase nada“, sino con el que pase lo que debe pasar a todos, con la justicia, y por ello la paz también nace de ti y se define también en tus días. A veces, cuando estás en un remolino de tu vida, el mundo no está muy tranquilo, pero puede estar más en paz que cuando está quieto, y tu puedes estar en paz.
Aún así, no creo que sea un valor absoluto. De hecho creo que está ligado intensamente a la felicidad y se parece mucho a ella porque, como ella, no es un “todo o nada” sino que puede a veces tener forma de paz grande o una pequeña conquista de paz; y de la misma forma que la felicidad no es un estado permanente que encontramos, la paz es también es una conquista constante por la que debemos esforzarnos.
Por eso sobre todo, en grandes y pequeñas dosis, os deseo a todos mucha paz.