En este mes de noviembre se celebran dos congresos que tienen un enorme grado de divulgación por su formato y además por su temática (son totalmente en red y además tratan sobre Nuevas Tecnologías).
Se trata del III Congreso Online para la cibersociedad, organizado por el observatorio en red para la cibersociedad y que este año lleva por título «Conocimiento Abierto, Sociedad Libre»; y del 2º Encuentro de Educación y Software Libre que este año centra su interés en «Hacia la construcción colaborativa del conocimiento».
Conozco ambos encuentros de ediciones anteriores y la verdad es que, aunque creo que a veces la cantidad de comunicaciones aceptadas lo hacen prácticamente inabarcables, resultan muy interesantes, son lugares de divulgación, que además ofrecen una inscripción gratuita y cuentan con un soporte informático de buena calidad que hace que los problemas de acceso y trabajo en los entornos de trabajo sean muy pequeños.
El caso es que, más allá de que me gusten o no estos dos encuentros como congresos en sí, creo que se sigue poniendo el énfasis de estos encuentros en un concepto fundamental: el concepto de colaboración para la construcción y apertura de los encorsetados estándares de publicación del conocimiento.
Es más, otro congreso, pero este de carácter presencial también versa sobre este mismo tema, el Congreso Internacional, Software libre y Web 2.0 Educación y Formación organizado por la Universidad del País Vasco.
Para nadie es un secreto que muchos de nuestros «popes» (cada uno en su materia) están entrando cada vez con más fuerza en el mundo blog para hacer sus públicas sus aportaciones mucho antes de que sean vistas en las revistas científicas… Es una cuestión de plazos. Si tenemos en cuenta la velocidad de cambio y evolución que afronta el conocimiento científico en los tiempos que corren, si tenemos que esperar cosa de 6 meses para difundir un pequeño paso (tiempo mínimo requerido por una revista para leer, seleccionar y publicar un artículo), probablemente en el momento de dicha publicación el conocimiento estará, cuando menos, antiguo.
Vamos por caminos divergentes, por un lado hablamos de colaboración, de software social, de Web 2.0, de siftware libre, de compartir y colaborar como reto, como esperanza… incluso nos reunimos para hablar sobre el particular… y por otro lado la UE nos recuerda que consultar un libro en una biblioteca debería pagarse y que para «los autores» supone prácticamente la ruina que la mayoría acceda a su conocimiento.
Esperemos que la realidad de la colaboración en la sociedad obligue los cambios en la perspectiva de los legisladores y demás poderes.