Hace unos días, mientras revisaba trabajos y acompañaba procesos de TFM, además de con los clásicos textos redactados por IA sin referencias reales, volví a encontrarme con algo que me preocupa cada vez más: estudiantes que citan artículos aparentemente académicos, pero publicados en revistas de muy dudosa calidad. Revistas que, a simple vista, tienen todo lo que parece necesario para ser “fiables”: DOI, maquetación profesional, “revisión por pares”, sellos de impacto (aunque no sepamos muy bien de dónde vienen). En realidad, son revistas depredadoras, y están diseñadas justamente para eso: parecer científicas sin serlo (en algún trabajo me encontré hasta 3 artículos de una revista llamada LATAM y otra llamada Ciencia Latina en este caso).
La parte que más me inquieta no es que los estudiantes citen esos artículos, sino que no tienen forma de saber que algo está mal. Muchas veces no tienen formación en investigación, no conocen los sistemas de indexación o no saben que existen métricas falsas. Y en los entornos actuales de búsqueda, especialmente cuando se usa IA, estas revistas aparecen con facilidad. Algunas se cuelan incluso en búsquedas académicas superficiales, lo que hace que el problema ya no sea solo individual, sino estructural.
Me preocupa especialmente que, en los grados, cada vez haya menos espacios para enseñar a hacer una buena revisión de la literatura. Y que en los trabajos finales se espera que los estudiantes lleguen sabiendo hacerla… cuando en realidad muy pocos han tenido una oportunidad real de aprender cómo. Como directoras o directores, acompañamos el proceso, sí, pero no podemos —ni debemos— hacer la revisión por ellos. Y muchas veces detectamos demasiado tarde que lo que han leído y citado no se sostiene, aunque esté cuidadosamente redactado y perfectamente referenciado (confieso que esto no es lo normal).
Pensando en eso —y después de muchas tutorías en las que acabábamos hablando más de revistas que de artículos— decidí parar un momento y preparar una guía. No es una guía definitiva, ni extensa, ni exhaustiva. Es una herramienta práctica, pensada para ayudar. Está hecha con prisa, como tantas cosas que surgen en medio de las urgencias del calendario, pero con mucho cuidado en el fondo. Lo que busca es ofrecer a los estudiantes una forma rápida de filtrar y decidir si una fuente merece ser citada o no. Sin tecnicismos innecesarios y con ejemplos reales.
La guía incluye criterios básicos de comprobación (¿está indexada?, ¿la métrica es legítima?, ¿los editores existen?, ¿el DOI funciona?), una tabla con herramientas gratuitas, un par de casos muy evidentes que sirven como ejemplo, y una pequeña tarjeta de “verificación rápida” que pueden usar antes de citar un artículo. Todo pensado para que, en menos de diez minutos, se pueda tomar una decisión informada. No para ser perfectos, sino para equivocarnos menos.
No es una cruzada contra nadie, ni pretende establecer autoridad sobre lo que es o no ciencia válida y la discusión de las «depredadoras» no es simple ni rápida. Es una invitación a cuidar. A enseñar a mirar con un poco más de calma y criterio. A no reproducir sin querer un modelo de publicación que precisamente se beneficia del descuido. Y a hacerlo desde el aula, desde las tutorías, desde los márgenes de nuestros propios tiempos.
Si sirve para que alguien evite una cita errónea en su TFG o simplemente para generar una conversación más crítica sobre qué significa citar bien, entonces habrá cumplido su objetivo. Mientras tanto, sigue abierta, como todas las herramientas que nacen con voluntad de mejorar en compañía.
Aquí tenéis la guía antipredadoras
También he hecho una carrusel de instagram a ver si sirve…